lunes, 27 de abril de 2009

barro derretido

Viernes:
Fuimos a comer a un parque, todo por que él se entretetuviera; cuando volvimos me encontraba tan cansado que sólo pude echarme un poco, en realidad no había dormido nada, pero no quería que él lo notase...
Cuando desperté nos dirigimos al hospital...
Maldito hospital...
Subimos a la sexta planta. Maldita sexta planta.
Su madre nos recibió, irónicamente, era ella la que mejor estaba, o la que mejor lograba aparentarlo, sus noticias sólo eran buenas, pero aún estábamos asimilando el shock.
Una mujer llegó. Aparentaba unos 50 años, quizá mas, y llevaba unas gafas de esas antiguas. Saludó a mi amigo, nos contó que a su hija le pasaba lo mismo que al padre de mi amigo, pero de otra manera, seguramente peor, seguramente fatal...
Me pareció ver una pequeña lágrima en los ojos de mi mejor amigo. Miel derretida, pensé.
En ese momento, al ver a mi mejor amigo, que siempre tenía una sonrisa, de esa manera, no pude evitar que una lágrima corriese por mi mejilla. Barro derretido,pensé...
Esperé a que nos marcháramos del hospital, lo dejé hablando con un amigo, y yo llamé a mi madre.
Me derrumbé.
Entre los consuelos de mi madre balbuceaba lo mal que lo había pasado mi amigo, y que yo no había estado allí para ayudarlo, me flagelaba diciendo lo mal amigo que era. Un coche vino a por nosotros, y mi amigo me hizo una señal. Borré mi cara e intenté dibujar una sonrisa en ella. Patética, comprobé, después de ver la cara de preocupación de mi amigo.
Sólo quedaba hacer una cosa para sentirme útil, hacer que mi amigo se lo pasara bien, que durante tres segundos se olvidase de su penoso problema y que un atisbo de esa permanente sonrisa volviese a su rostro... con eso, yo ya me sentía feliz...
Cuando menos te lo esperas... un terror acecha tu vida, te ataca... la destroza...
Es el cáncer.
Como odio el cáncer...

miércoles, 25 de marzo de 2009

ojitos de coral

Me dirigí a mi cuarto maldiciendo...tocaba cena familiar.

Al cuarto de hora ya estábamos allí. Mi padre y yo nos apiñamos un poquito en el rellano de la puerta, en un pequeño gesto de autoprotección; ninguno de nosotros es bueno en lo referente a asuntos sociales. En cambio, mi madre adelantó un paso y se cercioró de que su vestido estaba perfecto, desde que yo recordaba siempre había sido así; mi madre en en el frente de batalla atusándose el vestido y mi padre y yo en la retaguardia, con esa fingida sonrisa de afecto...

Mi tía nos abrió.

La velada iba justo como me la esparaba, educados comentarios acerca de mi viaje a la ciudad, denotando escaso interés, respondidos de educados comentarios acerca de lo bien que me iba, denotando lo poco que me importaba su interés. Pronto la conversación giraría hacia el "chico bueno" de la familia...

Pero algo sucedió diferente esa noche...
Vino mi tío, y me presentó por enésima vez a su primer hijo de apenas 2 años, que, naturalmente, no se acordaba de mi.
En un instante ya me quedé prendado de sus ojos, azul eléctrico, que incluso teñían la pupila de vivos colores de coral, o lo que yo imaginaba que era coral. Al principio me miró con miedo, y le tendí una mano, pronto ese miedo se convirtió en curiosidad, la confianza llegó en apenas segundos...y al poco tiempo ya estaba correteando sobre mi tripa y subiéndose a mi espalda.
La falta de siesta pronto hizo mella en él y poquito a poco sus golpes y corretonas disminuían su intensidad, dejando su voz en un murmullo apenas audible. Nos sentamos a descansar y,
acompasando mi respiración a la suya, pronto se durmió en mi pecho.

Miré a su padre, jugando la partida, gritando y bebiendo, y sentí ira... ira por la educación que iba a tener, quería enseñarle la utilidad de las matemáticas, la belleza de la literatura, y sobre todo, las maravillas de la química... y... con ese padre poco podría aprender....

Mi tío se dio cuenta de que le miraba y, preocupado, vino a verme, me sonrió y cogió al pequeño. Delicadamente, lo llevó hasta el sofá y lo tumbó.

Me odié a mi mismo por haber pensado eso de mi tío... ahora mismo mi primo sólo necesitaba amor, y mi tío tenía amor de sobra para darle...

La educación vendría despues....

viernes, 13 de marzo de 2009

fines de semana...

Escribo esto, en cinco minutos de escapada entre examen y prácticas...

Indignado. Así me siento.
Porque nos tratan como máquinas... como futuros productos... productos de alta calidad, evidentemente;productos muy importantes para la sociedad, claro; pero productos al fin y al cabo.

No ven personas, ven horarios, asignaturas y futuro prestigio para la universidad.
No les importa poner clase por la mañana, no. No les importa poner tres horas y media de prácitacas por la mañana, no. Tampoco les importa poner exámenes esa misma semana, no.
Por que les da igual tu estado, les da igual la fatiga cerebral, pero el horario encaja....

El pequeño romántico del siglo dieciocho que hay en mi pide a gritos un corte de venas o un suicido de similar dramatismo...
El pequeño científico del siglo veintiuno piensa que me ayudará en mi futuro y sabré enfrentarme a los problemas y a la ansiedad....
Y yo... mientras.... descanso. Espero.
Que piensen ellos.

Ya es viernes... Toca divertirse...

martes, 24 de febrero de 2009

merecidamente reina

Día de colores, de disfraces, de que todo el mundo pueda ponerse una máscara y ocultar quien es, o que pueda quitarse la que lleva puesta sin temores, y mostrar cómo es en realidad.

Es complicado cargar con un desafío, en el final de la carrera, sólo por la cobardía de otros, que no lo vieron sufienta para su "nivel..."
Pero es aún más complicado el afrontarlo, llevarlo al límite, y encima superarlo con creces.

Por que ya le tocaba a ella, una chica inteligente y decidida, soñadora, y como siempre le digo... demasiado madura para su edad...
Por que estuvo a la altura, ganó, demostró que las triunfadoras no tienen que ser siempre las chicas populares rellenas de plástico.
Preciosa, radiante, espléndida, maravillosamente, y merecidamente... Reina del Carnaval

miércoles, 11 de febrero de 2009

jazz & soul

El público aplaudió, los músicos entraron, y el espectáculo empezó.

La música pronto pasó a ser colores, saliendo de los instrumentos y juntándose en un remolino de improvisación ante nuestras atentas miradas.
El batería, joven e impetuoso, marcaba un ritmo rápido; lleno de "breaks" y de sonoros golpes a los platos.
El contrabajista, mucho más anciano pero no menos vivaz le acompañaba con sus ágiles dedos, rápidos cambios de cuerdas y con repeticiones de rifts contadas.
El pianista los acompañaba con unos acordes ligeramente tristes, graves, que le daban a la composición un toque de la melancolía americana que a veces relacionamos con el jazz.
El líder, con un saxofón como arma, era un hombre de color. El típico estereotipo de músico negro con chaleco y sombrero. A veces cogía una flauta travesera, aunque con ésta tampoco perdía virtuosismo.
Pronto llegaron los solos.
El saxofón subió una octava su tono y respondió a los dedos de su amo para crear en nosotros las imágenes de los clubes de la época donde músicos que sólo amaban el arte y no el dinero se pasaban horas y horas improvisando...
El contrabajo le sigue (perdonenme la redundancia) bajo, rápido, llevando la melodía, casi desafiando al público.
Acabado el solo del contrabajo empezaron el percusionista y el pianista un dueto en el que la cadencia iba creciendo hasta que acabó en un gran chasquido de los platos dorados de la batería.

20 minutos de melodía, que se pasaron volando, 20 minutos de música, o mejor dicho, de colores
La música cesó, aplaudimos...
Y empezó otra vez, pero con colores diferentes...
Me acomodé. Como me gusta el jazz

jueves, 5 de febrero de 2009

I'm a believer

I thought love was only true in fairy tales.
Meant for someone else but not for me.
Love was out to get me.
That's the way it seems.
Disappointment haunted all my dreams.

And then I saw her face.
Now I'm a believer
Not a trace
Of doubt in my mind
I'm in love
I'm a believer
I couldn't leave her
If I tried

I thought love was
More or less a given thing
But the more I gave the less
I got, oh yeah
What's the use in trying
All you get is pain
When I wanted sunshine
I got rain

And then I saw her face
Now I'm a believer
Not a trace
Of doubt in my mind
I'm in love
I'm a believer
I couldn't leave her
If I tried

Llevaba mucho tiempo sin hablar de ella....

martes, 3 de febrero de 2009

fábula de la ranita arborícola (final)

Abre...
La ranita líder de la expedición (que como ya habrás adivinado era ligeramente más inteligente que las demás), mientras que se dirigían hacia la segunda flor huyendo de los peligros de esas ranas tan raras, tuvo lo que se podría llamar una revelación.
Miró a su flor, a lo lejos, viva y amarilla.
Y miró a su destino, a lo lejos, vivo y amarillo.
Y descubrió que una estaba allí...(mueve la cámara de la imaginación hacia la izquierda) y otra allí... (seguro que no te tengo que decir lo que hay que hacer...) y se dio cuenta de que no eran iguales, que se parecían pero no eran lo mismo...
Decidió que al conjunto de las flores no se le podía llamar una...
Su cerebro enrojeció.
La ranita que le acompañaba gritó alarmada.
La ranita líder sonrió satisfecha...
Se llamaría una más una.
Al cabo de un rato llegaron a la flor de destino. Y la ranita suspiró..., apenas unos metros le separaban del mayor descubrimiento de la historia de las ranas.
Y las ranas empezaron la 1ª gran aventura de la historia de las ranas (evidentemente, la primera y la segunda ya se le habían olvidado...)
Pronto llegaron arriba pues las ranas son especialistas en saltar. Y llegó el momento en el que la ránita se asomó al borde de la flor...
Había más ranas... como ella... como sus compañeras...
La ranita hinchó su garganta con orgullo.
¿Adivináis lo que dijo?... Exacto... un potente y orgulloso --mipmip--

Aleja la cámara... hasta el planeta que llaman Tierra... gira la cámara hasta que los rayos del sol incidan de cierta manera sobre el planeta... así...

¿No se parece a una flor?...

FIN

No especificaré la moraleja de ésta fábula (pues todas, según dicen, tienen una), que cada cual saque la suya, si la ve. Quizá sea que sólo sabemos contar hasta uno, o que nos creemos demasiado singulares, o quizá que nos parecemos demasiado a unas ranas...
Una sabia señorita extrajo que había que continuar el camino, pues el premio estaba al final... aunque no te acuerdes de por qué empezaste...
Yo con arrancar un asomo de sonrisa en los labios del lector me conformo... pues esta historia la escribí para hacer reír...