Mostrando entradas con la etiqueta historias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta historias. Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de marzo de 2010

Esquirlas de hielo

-Voy detrás de ti, Yen, porque me he enredado, los arreos de mi trineo se han enganchado a los patines del tuyo. Y alrededor mío ruge la ventisca. Y la helada. El frío.
-El calor derretiría en ti la esquirla de hielo con que te acerté-susurró ella-. De ese modo desaparecería el hechizo, me verías tal y como soy en realidad.
-Espolea entonces a tus caballos blancos, Yen, que vuelen hacia el norte, allá donde nunca alcanza el deshielo. Para que nunca se deshaga la esquirla. Quiero encontrarme los más deprisa posible dentro de tu castillo de hielo.
-Ese castillo de hielo no existe.-Los labios de Yennefer temblaban, se torcían-. Es un símbolo. Y nuestros trineos persiguen un sueño inalcanzable. Porque yo, reina de los hielos, anhelo el calor. Éste es mi secreto. Por eso cada año mi trineo me lleva entre remolinos de nieve a alguna ciudad y cada año alguien, herido por mis hechizos, enlaza los correajes de su trineo a los patines del mío. Cada año. Cada año alguien nuevo. Sin fin. Porque el calor que tanto anhelo destruye a la vez el hechizo, destruye la magia y el encanto. Mi elegido tocado por una estrella de hielo se convierte de pronto en un simple nadie. Y yo, a sus ojos deshelados, me convierto en alguien que no es mejor que otras... pequeñas mortales...
-Y debajo de ese blanco inmaculado aparece la primavera-dijo él. Aparecen feas ciudades de hermoso nombre, y sus basureros; enormes y apestosos montones de basura en los que tengo que entrar por que me pagan por ello, por que me hicieron para eso, para entran en la inmundicia que a otros les colma de repugnacia. Me han privado de la capacidad de sentir para que no sea capaz de sentir cuán monstruosamente asquerosa es esa inmundicia, para que no retroceda, no huya ante ella, lleno de pavor. Pero no del todo. El que lo hizo, Yen, hizo una chapuza.

lunes, 1 de febrero de 2010

Historia de un bardo y un pequeño trovador.

Érase una vez un pequeño niño que, fascinado por los misterios de la música pidió a un bardo que tocaba en la calle de la plaza que se convirtiese en su maestro. El experimentado bardo, sabiendo que su profesión era dura y sacrificada, valoró sus capacidades de enseñar y las ganas de aprender del muchacho, y decidió que el esfuerzo valía la pena.
Muchas tardes pasaron el bardo y su aprendiz, el bardo con sus silencios reflexivos apoyado en su laúd adornado con una pica, y el aprendiz con un tímido rasgar de cuerdas, intentando retener en su mente cada consejo y matiz de su maestro.
El tiempo pasó, y lo que al principio fue respeto se convirtió en admiración,despues vino la amistad, y al final un profundo afecto unió al maestro y al aprendiz.
Poco a poco el niño iba aprendiendo, hasta que llegó el día de su primer concierto,la prueba en la que debía mostrar de verdad su valía.
El pequeño trovador recordaba una de sus últimas lecciones...en el que un cambio de cuerda daba a la misma nota un tono mas alegre,y al reves... "Igual, pero diferente" decia el maestro...

El niño creció, fué a aumentar sus conocimientos, la distancia hizo mella entre el maestro y el aprendiz. El afecto se convirtió en amistad, después vino la admiración, y al final sólo quedo un profundo respeto. Pero el aprendiz, en uno de sus viajes, escuchó una melodia... justo la primera melodía que aprendió a tocar...

Y el trovador tuvo una idea, cogió su amado laúd y le grabó un símbolo en su pulida madera.

El destino quiso que el maestro y el aprendiz volvieran a encontrarse, y el primero mostró interes por el nuevo dibujo grabado en el laúd. El aprendiz enseñó orgulloso el dibujo de un trébol en su instrumento.

"Igual, pero diferente,¿recuerdas?"

El maestro y el aprendiz se abrazaron, y el respeto instantáneamente se convirtió en afecto.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Estrellas

No escribo... siento. Es complicado explicarlo.... No pienso, sólo escribo. Apenas rectifico.
Sólo siento.
Y mientras siento, lloro. No se por qué. Quizás por que algo no va como debe, quizás porque me siento solo. O quizás por que llevo demasiado tiempo sin llorar.
¿Por qué?
Estoy tirado en mi sofa, y miro al cielo. Pero lo encuentro nublado. Hoy no hay estrellas.
Que bonitas las estrellas...
Pienso en las estrellas, siento las estrellas...
Me apetece volver a mi hogar con la gente que me quiere, con la gente a la que quiero. Llegar a mi familiar descampado a meditar. Pensar... Sentir... Llorar...
Alli se ven las estrellas... allí me inundan,me reconfortan. Ellas siempre están solas, a millones de kilómetros unas de otras, pero desde mi punto de vista, desde mi pupila; estan juntas. Forman pequeños grupitos, agazapándose, dándose calor, como si temiesen perder esas tremendas explosiones que llamamos luz...
Ellas no estan solas...
Más lagrimas por mi mejilla, ¿por qué?. Quizás por que necesito una estrella. Una luz que me ilumine, que siga mi camino junto a mi. Quizás por que solo he conocido a dos verdaderas estrellas. A una la perdí, y a la otra ni siquiera sé si la he llegado a tener...
Como un perro callejero, ladro a las estrellas, pero no soy capaz de alcanzarlas.
Que bonitas las estrellas...
Ya no lloro tanto, todo tiene un final, supongo. Por fin pienso...
Llevaba tanto tiempo sin llorar...
Ahora, desahogado, me voy a descansar. A no pensar. A no sentir...
Por que seguiré buscando mi estrella. La estrella que me guíe. Y mientras, me conformo con las linternas que alumbran mi camino.
Por que yo creo que estoy solo. Pero seguro que hay un punto de vista, una pupila, que me ve unido. Conectado. Como esas preciosas estrellas...


martes, 3 de febrero de 2009

fábula de la ranita arborícola (final)

Abre...
La ranita líder de la expedición (que como ya habrás adivinado era ligeramente más inteligente que las demás), mientras que se dirigían hacia la segunda flor huyendo de los peligros de esas ranas tan raras, tuvo lo que se podría llamar una revelación.
Miró a su flor, a lo lejos, viva y amarilla.
Y miró a su destino, a lo lejos, vivo y amarillo.
Y descubrió que una estaba allí...(mueve la cámara de la imaginación hacia la izquierda) y otra allí... (seguro que no te tengo que decir lo que hay que hacer...) y se dio cuenta de que no eran iguales, que se parecían pero no eran lo mismo...
Decidió que al conjunto de las flores no se le podía llamar una...
Su cerebro enrojeció.
La ranita que le acompañaba gritó alarmada.
La ranita líder sonrió satisfecha...
Se llamaría una más una.
Al cabo de un rato llegaron a la flor de destino. Y la ranita suspiró..., apenas unos metros le separaban del mayor descubrimiento de la historia de las ranas.
Y las ranas empezaron la 1ª gran aventura de la historia de las ranas (evidentemente, la primera y la segunda ya se le habían olvidado...)
Pronto llegaron arriba pues las ranas son especialistas en saltar. Y llegó el momento en el que la ránita se asomó al borde de la flor...
Había más ranas... como ella... como sus compañeras...
La ranita hinchó su garganta con orgullo.
¿Adivináis lo que dijo?... Exacto... un potente y orgulloso --mipmip--

Aleja la cámara... hasta el planeta que llaman Tierra... gira la cámara hasta que los rayos del sol incidan de cierta manera sobre el planeta... así...

¿No se parece a una flor?...

FIN

No especificaré la moraleja de ésta fábula (pues todas, según dicen, tienen una), que cada cual saque la suya, si la ve. Quizá sea que sólo sabemos contar hasta uno, o que nos creemos demasiado singulares, o quizá que nos parecemos demasiado a unas ranas...
Una sabia señorita extrajo que había que continuar el camino, pues el premio estaba al final... aunque no te acuerdes de por qué empezaste...
Yo con arrancar un asomo de sonrisa en los labios del lector me conformo... pues esta historia la escribí para hacer reír...

martes, 27 de enero de 2009

fábula de la ranita arborícola II

Abre.
Una ranita, (la más emprendedora en generaciones...) decidió escalar lo que llamaban la Cuesta de la Flor.
Y reunió a todas las ranitas arborícolas que quisiesen seguirle en la ardua tarea de contemplar lo que había detrás de la Cuesta.
Una vez todas en fila la ranita hizo el recuento....
Una rana.
La rana hizo un orgulloso...--mipmip--.
Hay que indicar que el cerebro de las ranitas no sobrepasa el tamaño de una uña. Lo que claramente implica que solo sepan contar hasta uno. Y que su conocimiento de biología se limite a saber lo que es una rana. Además claro de su vocabulario, que se reduce a diferentes entonaciones de --mipmip--.
Ese conjunto de una rana emprendió una de las mayores aventuras de la Historia de las Ranas( que debido a que no saben escribir y no recuerdan más de 10 minutos es un poco pequeña...)
La cuesta fue muy ardua, pero entre todas fueron capaces de llegar hasta la cima. Después de todo sólo era intentarlo.
A la ranita casi le explota el cerebro al intentar asimilar lo que vio.
La inmensidad se extendía ante ella. Todo era verde, y marrón, y colores que nunca había conocido.
Pero allí, a lo lejos, casi al límite de la vista de sus pequeños ojos, había algo parecido a Otra Flor.
--mipmip-- dijo la ranita.
Y las ranas iniciaron la 2ª gran aventura de la Historia de las Ranas.
Como las ranas no son muy inteligentes pero si muy resistentes, decidieron tirarse por el límite de la flor.
Claro, no sobrevivieron todas, pero esa es la ventaja de sólo contar hasta uno. La expedición tenía el mismo número de ranas.
Tampoco el numero de ranas descendió cuando esa rana grande y larga que se arrastraba intento abrazar a unas cuantas.
Ni cuando una rana que iba por el aire se llevó a otras cuantas.
Las ranas no son muy inteligentes pero tienen un gran sentido de la supervivencia.
Se dieron prisa en llegar a la segunda flor.
--mipmip-- dijo la ranita jefe para dar ánimos.
Naturalmente no se acordaba de por qué salió ( diez minutos pasan rápido) pero tenía la intuición más o menos clara de adonde debía llegar....
Cierra

jueves, 22 de enero de 2009

fábula de la ranita arborícola I

Organiza tu imaginación de tal manera que parezca una cámara... como éstas de Hollywood que tan pronto se alejan como que hacen un zoom hasta los granos de la nariz.
Bien...
Enciende.
¿Ves? Esto es el universo, es como una bola de billar negra que contiene todo y nada. Bueno, mas bien contiene un poquito todo y bastante bastante nada. Pero el caso es que todo está allí.
¿Ves ese molinillo brillante rosado?
Enfoca...
Esto es una galaxia... una superficie de tirámisú pero en brillante y un poquito mas grande de lo normal.
Ese brillo se lo da un mar de confetti que contiene lo que comúnmente llamamos estrellas.
Enfoca...
Esto es el Sol. No es una estrella muy grande pero tampoco es muy pequeña. Está en esa edad en la que piensas que las estrellas mayores son unas pesadas que sólo saben hablar del principio de los tiempos en el que todo estaba mucho mejor hecho y en la que te cansan las estrellas jóvenes que sólo presumen y aún no han regurgitado una explosión nuclear como Dios Manda...
¿Ves las cosas que dan vueltas alrededor de ella?
Cuenta 3 y enfoca...
Esto es la Tierra. La verdad es que 3/4 partes de la superficie son agua pero aun así se llama Tierra. Un planeta de los muchos que contienen vida pero claro, como en todos, los habitantes piensan que están solos y el mundo es para ellos. En verdad es un planeta normal y corriente...
¿Ves un montón de tierra que parece un colmillo gigante?Hay uno mas pequeño pero fíjate en el grande... eso es África.
Enfoca...
En el sur hay una zona con bastantes montañas...
Enfoca...
Fíjate en unas flores gigantes... la evolución ha querido que tengan forma de campana invertida, por eso, cuando llueve, se forman allí unos pequeños charco de agua...
Allí hay unos animalitos
Enfoca...
Por fin... ésta es la rana arborícola.
Es un bichito que vive dentro del charco desde que es huevo hasta que se le secan las ancas por el tiempo.

Pues bien... esa ranita....
Cierra.

PD: como ahora están de moda las trilogías creo que esta historia la contaré en tres partes.
Así creo un poco de intriga y además os obligo a leer mi blog.... jeje.
PDD: un abrazo a Terry Prachet si llega a leer este blog por su manera de escribir que, como el colacao, rehabilita y reconforta.