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lunes, 21 de diciembre de 2009

feliz navidad

Salía del supermercado, pero ya lo tenía preparado. En verdad lo preparé desde que entré, casi desde que lo ví.

El hombre que vi estaba sentado en un viejo taburete de madera. Al lado tenía una manta raída y desgastada, quizás de ser arrastrada; o quizás simplemente de proteger a su poseedor de los temporales. Sostenía una vieja taza, que, según pude fijarme, apenas contenía dos monedas cobrizas. Un viejo gorro cubría su melena teñida de surcos blancos, y una bufanda negra ya se confundía con una espesa barba azabache.
Los ojos, aunque de un profundo color verde, apenas se le notaban en el rostro, pero si reflejaban la profunda tristeza que el hombre sentía... eso fué lo que me llamó la atención, y lo que desterró mis dudas.

Al salir,cuando le di mi cambio al mendigo (quizás 2 euros...), el me cogió la mano, me miró a los ojos y me dijo con una voz rasgada... "Feliz Navidad"...

Seguí mi camino, comentando con mi compañero de piso. Él me decía que era demasiado bueno para el mundo, que no podría sobrevivir en él.
Yo le contesté que la manera de sobrevivir en éste mundo quizás sea mantenerlo contento.

Y que un mendigo pueda comer un día... es lo menos que puedo hacer...

¡Feliz Navidad a todos!

martes, 8 de diciembre de 2009

de sirenas y mendigos

Y me quedé prendado de su mirada...

Y apenas apartaba la vista de sus preciosos ojos de sirena. Bajaba los ojos un segundo antes de que ella me mirara, quizás hacia una piedrecita, quizás fingiendo que me interesaba una conversación, pero en el fondo desando poder volver a mirarla.

Bailaba... esperaba al momento adecuado, a la canción adecuada. A esa chispa en la cabeza que te indica que todo va a salir bien. Pero esa chispa no llegaba. Tuve que buscarla.

Mé acabe la porquería que me estaba bebiendo de un trago, iba necesitar toda la ayuda posible... Me acerqué a ella, vacilando. Apenas recuerdo lo que dije, sólo recuerdo que tomé suavemente su barbilla, la alcé hacia mi, me perdí por un momento en sus ojos, y besé a esa preciosa sirena...

Ella me siguió, me besó tambien... sentí su mano en mi cuello. La estreché contra mi cuerpo, nos unimos...
Y era feliz... por que al menos por una noche podría mirarla. Podría perderme en esos ojos de miel, podría estar simplemente a su lado...

¿Y quien iba a decir... que un pobre mendigo podría besar a una sirena?

martes, 24 de noviembre de 2009

recordando un primer beso

y ahí estaba yo...

La acompañaba a su casa, con mi corazón escapándose de mi pecho. Apenas podía mirarla a los ojos, prefería entretenerme dando patadas a las pequeñas piedrecitas que se cruzaban en nuestro camino.
Andaba callado, preguntándome que clase de pensamientos correrían por esa preciosa cabecita, y buscando un tema de conversación que no sonara tonto, insulso.
Llegamos a su casa, y nos paramos. Estuvimos otro rato callados. Comprendí que se me acababa el tiempo cuando mis piernas empezaron a temblar visiblemente, tenía que actuar...

Apenas pude vocalizar un penoso "me gustas"... y no escuché lo que ella me dijo... pero pude ver su sonrisa.
La cosa iba bien...

Poco a poco fuí acercando mi boca a la de ella, sintiendo su cálido aliento en mi mejilla. Poco a poco fui notando el sabor de sus labios, suaves, temblorosos y torpes como los míos.
Casi sin notarlo perdí el control, me abalancé sobre ella, me incliné sobre ella; la tomé por la cintura y la besé con todas mis fuerzas, con toda mi pasión...entonces gimió.
Abrí los ojos, recuperé el control...y respiramos; empezamos otra vez..., pero mas suave, mas... romántico. Mis labios rozaban los suyos, nuestros alientos se unieron... cerramos los ojos...

El primer beso siemrpe es el mejor... no por lo que sientes, que tambien... sino por lo que descubres

miércoles, 25 de marzo de 2009

ojitos de coral

Me dirigí a mi cuarto maldiciendo...tocaba cena familiar.

Al cuarto de hora ya estábamos allí. Mi padre y yo nos apiñamos un poquito en el rellano de la puerta, en un pequeño gesto de autoprotección; ninguno de nosotros es bueno en lo referente a asuntos sociales. En cambio, mi madre adelantó un paso y se cercioró de que su vestido estaba perfecto, desde que yo recordaba siempre había sido así; mi madre en en el frente de batalla atusándose el vestido y mi padre y yo en la retaguardia, con esa fingida sonrisa de afecto...

Mi tía nos abrió.

La velada iba justo como me la esparaba, educados comentarios acerca de mi viaje a la ciudad, denotando escaso interés, respondidos de educados comentarios acerca de lo bien que me iba, denotando lo poco que me importaba su interés. Pronto la conversación giraría hacia el "chico bueno" de la familia...

Pero algo sucedió diferente esa noche...
Vino mi tío, y me presentó por enésima vez a su primer hijo de apenas 2 años, que, naturalmente, no se acordaba de mi.
En un instante ya me quedé prendado de sus ojos, azul eléctrico, que incluso teñían la pupila de vivos colores de coral, o lo que yo imaginaba que era coral. Al principio me miró con miedo, y le tendí una mano, pronto ese miedo se convirtió en curiosidad, la confianza llegó en apenas segundos...y al poco tiempo ya estaba correteando sobre mi tripa y subiéndose a mi espalda.
La falta de siesta pronto hizo mella en él y poquito a poco sus golpes y corretonas disminuían su intensidad, dejando su voz en un murmullo apenas audible. Nos sentamos a descansar y,
acompasando mi respiración a la suya, pronto se durmió en mi pecho.

Miré a su padre, jugando la partida, gritando y bebiendo, y sentí ira... ira por la educación que iba a tener, quería enseñarle la utilidad de las matemáticas, la belleza de la literatura, y sobre todo, las maravillas de la química... y... con ese padre poco podría aprender....

Mi tío se dio cuenta de que le miraba y, preocupado, vino a verme, me sonrió y cogió al pequeño. Delicadamente, lo llevó hasta el sofá y lo tumbó.

Me odié a mi mismo por haber pensado eso de mi tío... ahora mismo mi primo sólo necesitaba amor, y mi tío tenía amor de sobra para darle...

La educación vendría despues....

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El canon de Pachelbel

Como en las últimas semanas, me desperté con ella en mis brazos...
Su suave piel rozaba la mía mientras su corazón, acompasado con el mio; latía al suave ritmo de una medusa marina.
Por fin me levanté, con cuidado, intentando no despertarla; me vestí de mala gana y me dirigí hacia la cocina a preparar el Sagrado Café De Por La Mañana.
Me miré la cicatriz, tres uñas se marcaban en mi pecho... y sonreí. No esperaba una noche así...
Después de mi Sagrado Café De Por La Mañana me dirigí otra vez hacia mi habitación.
La contemplé mientras dormía,y una música se instaló en mis oídos; creada por los desvaríos de mi mente, supuse.
Su piel, como he dicho, era suave; terciopelo. Su pelo caía ondulado y castaño hacia la espalda y su piel morena no podía disimular unas pequeñas pecas en la cara y en la espalda.
"¿Por que es tan perfecta?" me pregunté.
Un pequeño respingo desveló que se despertaba...
Salí de la habitación. Es curioso pero después de pasar la noche juntos una mujer siempre necesita su momento de intimidad...
A los 10 minutos apareció en salón. Yo estaba mirando los árboles del parque. Se despidió de mi, mas bien secamente. Me dijo que nos veríamos a la semana siguiente...
He investigado mucho y después de años de estudio he descubierto que no se puede entender a las mujeres...
Son un verdadero misterio...
Pues bien, ella se fue, y allí me quede; con el canon de Pachelbel todavía resonando en mis oídos.
¿Me estoy enamorando, o encaprichando?
Creo que lo he dicho alguna vez. Tiempo al tiempo.